¿Supieron sobre la polémica que generó la actuación de Drag Sethlas en 2017, la virgen drag queen quien por cierto fue coronada en el Carnaval de Las Palmas? Pues nada que su performance había sido denunciado y estaba siendo investigada por presunto «delito contra los sentimientos religiosos». Pero por una vez más ha reinado en España el sentido común y la causa ya ha sido archivada. ¿Quién ha salido perdiendo? Pues quienes la habían denunciado
Primero que nada, esta fue la actuación
Y Ahora, así es como se manejaba el caso en España
Ahora, La Asociación de abogados cristianos deberá pagar las costas generadas en el trámite de apelación del juicio contra Drag Sethlas. El magistrado Pedro Herrera, en consenso con sus compañeros del Tribunal Superior de Justicia de Canarias, ha expuesto sus argumentos para archivar la causa, explicando que no hubo ningún ánimo de ofensa contra los sentimientos religiosos y que el uso de elementos religiosos en la actuación no debe descontextualizarse:
«No se debe perder de vista que durante el Carnaval, fiesta pagana muy asentada en países de tradición católica, se combinan diferentes y característicos ingredientes tales como disfraces, murgas, cabalgatas, bailes y fiestas en la calle; siendo especialmente relevante en esta ciudad las galas de elección de las reinas del carnaval y la gala Drag Queen”, que se ha ido afianzando y consolidando como la más peculiar y original, con una gran repercusión pública y mediática no solo a nivel local y autonómico, sino también nacional y diría que internacional. Tal gala se desarrolla en ese, y no en otro, periodo festivo en el que prima la permisividad y el jolgorio y se dejan a un lado por un corto espacio de tiempo los esquemas habituales y reglas de conducta que rigen nuestro quehacer cotidiano. Se caracteriza además tal espectáculo por su naturaleza transgresora, por su tolerancia y apertura con la temática y por su exagerada y atrevida puesta en escena. En este contexto no cabe buscar afrentas ni conductas ofensivas, sino más bien conductas arriesgadas y osadas y, en cierto modo, agitadoras, como así fue la que escenificó el denunciado en su papel de Drag Sethlas, quien apoyó su interpretación en la simbología y oraciones católicas. Utilizó a su manera, en sus llamativos y peculiares disfraces, la figura de Jesucristo crucificado y la de la Virgen María en un paso procesional con personas vestidas de nazarenos, tomando como referencia imágenes, ceremonias y concretos actos conectados con la religión católica, mezclado todo ello con baile y música y con el sentido provocador y transgresor que caracteriza a esa gala. En modo alguno cabe de su conjunto deducir que el actor haya cuestionado los dogmas y ritos de esa concreta confesión, ni que haya ofendido los sentimientos religiosos».
Y por si se lo preguntaban Borja Casillas, el joven detrás de Drag Sethlas, ya podrá olvidarse de dramas legales y puede dedicarse a seguir provocando y entreteniéndonos ¡Como debe ser!