La homosexualidad sigue siendo un tema tabú en el fútbol británico pese a las campañas de sensibilización, lo que empuja a los aficionados gays a reclamar apoyo por parte de los clubes.
Entre los jugadores, el inglés Justin Fashanu fue el primer futbolista en hacerlo, en 1990. Atacado desde todas partes, más tarde acusado de agresión sexual en Estados Unidos en 1998 (los cargos no continuaron por falta de pruebas), se suicidó poco después.
El exinternacional alemán Thomas Hitzlsperger esperó hasta 2014, una vez retirado, para reconocer públicamente su homosexualidad.
Los autores de un informe sobre las discriminaciones en el deporte, aparecido en 2013, explicaban que los futbolistas temen «poner su carrera en peligro», poniendo el ejemplo de «un futbolista profesional de alto nivel», obligado por un patrocinador a mostrarse «en los brazos de una mujer para acallar los rumores».
‘Tsunami de homofobia’
«Es algo que nunca he visto (que un jugador salga del armario), pero ¿por qué no? Es un ser humano, lo que sienta forma parte de la vida privada. No tiene nada que ver con su condición de futbolista y debemos simplemente respetarlo», estimó el francés Paul Pogba, centrocampista del Mánchester United, citado en agosto en L’Equipe, con ocasión del lanzamiento de la nueva campaña de la UEFA a favor de la diversidad en el fútbol.
Pero por el momento, los jugadores homosexuales continúan estando en un ambiente hostil.
«Un tsunami de homofobia invadiría los clubes si un jugador saliera del armario», estima Jonathan Green, un miembro de los «Gay Gooners», interrogado por la AFP.
«Los futbolistas homosexuales tienen miedo ante la idea de salir del armario. Muchos jugadores son gays, algunos en Premier League, pero no cuentan con el apoyo de los clubes que los emplean», lamenta. La situación podría cambiar si lo tuvieran, según su opinión.
Solo un tercio de los 92 clubes de fútbol profesionales en Inglaterra tienen clubes de fans LGBT (lesbiana, gay, bisexual y transexual).