Los Vikingos tuvieron una aparición importante en el año 793 en toda Europa pero especialmente en Noruega, Suecia, Finlandia, Dinamarca, Islandia y Groenlandia y fue hasta el año 1066 cuando terminó su periodo. Su finalidad era saquear botines y conquistar nuevas tierras.
Sin embargo durante toda su etapa de actividades, sus entrenamientos eran un tanto peculiares: Constaba en pelear unos contra otros con espadas y escudos de madera mientras se preparaban para saquear una ciudad o quedarse en ella.
Se formaban dos grupos de 20 personas cada uno y posteriormente de dividían entre ganadores y perdedores, los ganadores se juntaban de un lado y los perdedores del lado opuesto.
Los que perdían tenían que rezarle al Dios nórdico Freyr para que los hiciera más fuertes y ágiles mientras permanecían hincados. Pero eso no era todo, después de esto comienza lo bueno.
Los ganadores tenían el poder de hacer lo que quisieran con los perdedores, entre las propuestas más comunes era tener sexo oral o anal según las preferencias del ganador pero si el perdedor no lo hacía bien, tres o cuatro ganadores tenían que penetrarlo.
Ni en el sexo anal ni en el sexo oral se podía desperdiciar ni una sola gota de semen, ya que era como una ofensa para el Dios Freyr debido a que el semen era considerado como portador de sabiduría y fuerza para los hombres. Por tal motivo los perdedores no veían mal el ser castigados, al contrario, para ellos era como una oportunidad de adquirir esa fortaleza que les hacía falta.
Cabe mencionar que estas prácticas además de llegar a ser condenadas por la comunidad cristiana, se hacían con los Vikingos que ya tenían esposa e hijos, sin importar que sus hijos fueran de ellos o adoptados.