Primero que nada, ubiquemos al personaje: El ultraderechista Jair Bolsonaro, un militar que llegó al grado de capitán en el Ejército, conocido por sus polémicas declaraciones racistas, homófobas y machistas, y líder en las encuestas electorales, fue apuñalado mientras era cargado en brazos por sus seguidores durante un mitin en Brasil ¡Este mismo es quien podría ser el próximo presidente de Brasil!
Las alertas llegan de todos lados y no las sabemos detectar, ¿de qué hablamos? De pequeñas acciones realizadas por grandes figuras que repercuten en ¡comunidades enteras! Comenzando por Donald Trump quien hizo campaña burlándose de lo políticamente correcto, siguiendo por el Brexit que se aprobó contra todo pronóstico de corrección y sentido político. Deben saber que las ultraderechas crecen en Europa negando todo lo que reivindicamos como característico de las sociedades europeas. Lo políticamente correcto representado en los derechos de minorías raciales, diversidad sexual y las reivindicaciones a nivel mundial de las mujeres encuentra una resistencia silenciosa. Los actos racistas de Trump incrementaron su imagen en la previa electoral, así como el «Ele não», lejos de limar la imagen de Bolsonaro, brindó un impulso a su candidatura, y ha sido así como nace el ‘Efecto Bolsonaro’.
¿Qué es el efecto Bolsonaro? Pues es cuando justifican cancelaciones de eventos como el PRIDE, obras de teatro, manifestaciones y actividades recreativas de la comunidad LGBT debido al inminente próximo triunfo de Jair Bolsonaro.
Es muy curioso porque, primero, se expusieron los constantes mensajes de odio que Jair Bolsonaro hacía hacia el colectivo LGBT+. Después, parece ser que Bolsonaro, como medida desesperada, buscó estrategias para obtener la confianza y el apoyo de la comunidad LGBT+ para ganar la presidencia de Brasil.
En una primera vuelta para votar por el presidente del gigante de Latinoamérica, Jair Bolsonaro encabezó la contienda con 46 % de los votos, mientras que el izquierdista Fernando Haddad contó con apenas el 29,3 %.
Debido a que ningún candidato alcanzó el 50 % de votos, será hasta el 28 de octubre cuando los habitantes de Brasil voten en una segunda vuelta para elegir a su presidente. Es aquí donde Jair Bolsonaro entra en juego, pues en busca de una estrategia que logre sumar más votos, se acercó a la comunidad LGBT+, intentando hacerlos simpatizantes de sus tan retrógrados ideales.