Durante la Guerra Fría, Elisa (Sally Hawkins), una mujer muda, trabaja en el área de limpieza en una instalación del Gobierno que esconde unos laboratorios secretos. Su vida cambia por completo al descubrir a un ser enigmático: un hombre-pez único, una auténtica anomalía natural, que vive encerrado y es víctima de diversos experimentos. Elisa empieza entonces a sentir simpatía por este extraño ser y se establece una fuerte conexión entre ambos.
Elisa cuenta con el apoyo de Giles (Richard Jenkins), su vecino homosexual, un hombre solitario que encuentra en este romance atípico la identificación de ser considerado en esa época, una rareza. Guillermo del Toro juega la fantasía y el romance para dejarnos en claro que cada época tiene a sus monstruos, a los que la sociedad le teme y trata de ocultar.
Con esta película Guillermo del Toro vuelve al género fantástico ambientado en un contexto histórico y con un transfondo social, lo que ya ocurrió en El espinazo del diablo (2001) y El laberinto del fauno (2006).
El film es quizás reivindicativo en algunas injusticias de la época como el machismo o el racismo que siguen sin ser erradicados en la actualidad. Esta es una fantasía con seres rechazados por la misma sociedad de diferentes formas. La crítica ha sido unánime, Del Toro sabe aprovechar su creatividad al máximo para crear algunas imágenes hermosas visualmente que le dan a la película una estética más pulcra que cualquier trabajo anterior del cineasta.
Guillermo del Toro (La cumbre escarlata, Pacific Rim) escribe y dirige este drama romántico de fantasía que protagonizan Sally Hawkins (Paddington), Doug Jones (El laberinto del Fauno), Michael Stuhlbarg (La llegada), Richard Jenkins (Kong: La Isla Calavera), Michael Shannon (Animales nocturnos) y Octavia Spencer (Figuras ocultas).
“Un canto a la belleza ‘diferente’, una oda a la fraternidad de los marginados en una sociedad marcada por la intolerancia, ‘La forma del agua’ no tiene miedo a saltar sin red entre un registro naïf, sostenido por la fuerza fabulística del relato, y una cara lúgubre.” – Manu Yáñez, Fotogramas