Definitivamente siempre nos hemos mostrado a favor del príncipe Manvendra Singh Gohil y sus acciones hacia nuestra comunidad, y es que en el encorsetado y arcaico sistema de castas de la India, ser el descendiente de un maharajá y encima gay es poco menos que deshonrar la memoria de Visnú, Siva y Brahma, las tres deidades vinculadas a la creación, el cuidado y el aniquilamiento del planeta. Durante su infancia y adolescencia, el príncipe Manvendra Singh Gohil vivió aislado en un universo tan lujoso como solitario. En la gran mansión familiar en Bombay tuvo tan poco contacto con sus padres que se pensó que su ‘nanny’ era realmente su progenitora, tenía criados propios, no podía recibir amigos y sólo disfrutaba de la compañía de los pájaros que se posaban en los árboles del jardín. Estuvo aislado y solo durante años.
Cuando en el 2006 salió del armario públicamente a través de una revista local, su mundo se vino abajo. Como toda acción tiene una reacción, la revelación sexual del príncipe conllevó que le desheredaran, le insultaran, le intentaran agredir… Sus sentimientos eran incompatibles con el conservadurismo de sus ancestros, la dinastía Gohil, que gobernaron el estado de Rajpipla durante seis siglos. Su padre es Raghubir Singh Gohil, maharajá honorario de Rajpipla, y su madre es Rukmani Devi Gohil, hija del antiguo maharajá de Jaisalmer. Cuando lord Mountbatten, último virrey de la India, consiguió la independencia del país en 1947, el poder de los maharahás se desvaneció, aunque siguieron ostentando sus títulos (por imagen y de forma honoraria) y parte de sus riquezas.
Su popularidad alcanzó cotas inimaginables. De hecho, ha aparecido hasta en tres ocasiones el programa de Ellen DeGeneres y las Kardashian le han invitado en su ‘reality show’. De esta manera, ha logrado dar visibilidad a los verdaderos sentimientos por mucha sangre azul que irrigue el corazón.
A pesar de que su madre todavía no le habla, es tremendamente feliz desde que se casó con DeAndre Richardson en 2013. Ambos se conocieron gracias a un portal de contactos gay en Estados Unidos cuatro años antes. Tal y como recoge el ‘The New York Times’, aún sigue recibiendo amenazas de muerte, pero ya está acostumbrado.
Aunque en un principio manifestó su intención por ser padre (no de forma natural), esa idea ha quedado descartada. Junto a su marido está a punto de abrir un refugio en el recinto de su palacio para todas aquellas personas que han sido discriminadas y repudiadas por su familia. «Sé lo importante que es tener un espacio seguro», ha asegurado el príncipe. Ahí podrán aprender inglés, tendrán ayuda médica enfocada a los riesgos del sida, así como asistencia psicológica; gozarán de alojamiento y comida y se les enseñará las herramientas necesarias para valerse por sí mismos y encontrar trabajo.