Sabemos (créenos que lo sabemos) que los planes del 2020 se arruinaron a causa del Covid-19 pero no con ellos la vida, y si eres como nosotros que aprovechamos esta cuarentena para ahorrar, hacer ejercicio y planear a largo plazo a dónde quieres ir, conocer y olvidar esta pandemia ¡te tenemos una buena opción pride!
Milán es una ciudad muy peculiar, tanto desde el punto de vista social como económico. Aparenta una ciudad fría y gris, debido a su gran concentración industrial en su extrarradio y su aparente carencia de vida nocturna. Su centro está casi exclusivamente ocupado por oficinas, bancos y de museos e instituciones de lo más variadas. Esto hace que, a tempranas horas de la noche, no goce de lo que sería un ambiente de bullicio como el que pueda tener otra gran ciudad europea. Pero esto cambia el fin de semana, cuando los milaneses se vuelcan a la calle en busca de ocio y compras. Estilo, diseño y elegancia, son las tres cualidades que definen a la perfección esta maravillosa ciudad, y es que, caminando por sus calles es muy fácil percatarse de que Milán -como muchas otras ciudades italianas- tiene un encanto que no podrás sentir en ninguna otra ciudad. La elegancia de sus habitantes entremezclados con un refinado y exuberante patrimonio histórico y arquitectónico, son motivos suficientes para convencerte y visitar esta capital italiana.
Quien visita la ciudad atraído por la moda y por su barrio, se puede llevar un pequeño desengaño. Sus tiendas son bastante pequeñas y con escasos “trapos” a la vista. Esto es debido, por un lado, a que aquí se encuentran sus tiendas “madre”, eso significa que son sus primeras tiendas abiertas al público y las conservan tal y como eran. Y, por otro lado, su miedo atroz a ser copiados, hace que expongan a la vista lo mínimo, así pues, es curioso ver un guardia de seguridad en cada puerta, protegiendo un escaparate prácticamente vacío. Pero no desesperes, por toda la ciudad están repartidos sus ShowRooms y Outlets, así que si llevas la cartera bien llena, puedes quedarte desplumado de golpe, sólo es cuestión de enseñar los fajos de billetes o las tarjetas de crédito oro. Para la mayoría de ciudadanos de a pie que no tenemos acceso a los elevados precios de todo lo que podemos ver en los escaparates, lo más divertido es, pararse a observar como los amantes de las grandes firmas de moda se exhiben por estas calles vestidos con sus mejores galas. Si eres de los que a ti la devoción por el vestir ni te va ni te viene, también te invitamos a pasear por aquí, ya que podrás admirar sus simpáticas mascotas elegantemente vestidas tal como lo hacen sus propietarios. Todo un digno espectáculo. Si vives por y para la moda, tu gran aspiración será ser invitado a alguno de los pases privados que se celebran en los ateliers de las grandes marcas o durante la Fashion Week de Milán. Sólo reservado para unos pocos afortunados, allí si podrás ver los auténticos y últimos diseños para la moda del año próximo e incluso el siguiente. Prácticamente, toda la vida cultural y comercial para visitantes de la ciudad, gira alrededor de la Piazza del Duomo, donde se levanta su gran Catedral.
La plaza es el centro de la ciudad y donde se encuentran sus tres símbolos: el Duomo como representación del poder de la Iglesia, el Palazzo Real como símbolo del poder político de los príncipes que levantaron la ciudad y las Galerías Vittorio Emanuele II que simbolizan la tradición comercial de la capital lombarda. Manifestaciones, celebraciones, concentraciones deportivas, todo, absolutamente todo, sucede aquí.La catedral es el primer edificio que podemos divisar al acceder a esta plaza. Construida en 1577, se caracteriza principalmente por la envergadura de su gran fachada, los detalles arquitectónicos e innumerables pináculos, que la convierten en una de las catedrales más bellas del mundo. Una basílica que ofrece un espectáculo único, debido también a la inexistencia de campanario y la gran altura a la que está situada la Madonnina que corona su cúspide, así como la presencia de un clavo de Cristo como reliquia, ubicada en su interior. Las terrazas del Duomo son de visita obligatoria previo pago de una entrada, ofreciendo unas vistas inmejorables de la ciudad, permitiendo orientarse en altura a través del entramado de calles.