En ecuador es común que las personas homosexuales sean tratadas con las denominadas terapias de conversión sexual, prácticas que se realizan en centros clandestinos o sitios disfrazados de clínicas para el tratamiento de adicciones. En este tipo de terapias las personas LGBT son sometidas a golpes, violaciones y humillaciones en busca de que modifiquen su orientación sexual o/e identidad de género, según reportaron diversos grupos que defienden los derechos humanos en el país latinoamericano.
Los testimonios de estas personas indican que fueron recluidas de su libertad por lo menos tres meses, sometidas a tratos vejatorios, maltrato psicológico y daños físicos: golpizas, confinamiento, encadenamiento a la cama durante días e ingesta forzosa de medicamentos. Adempas, las mujeres lesbianas eran obligabas a usar maquillaje y tacones en busca de generar una “feminización” de su forma de ser.
Los activistas locales señalan que en el país trabajan decenas de clínicas que prometen a las personas LGBT y a los familiares de éstas modificar su sexualidad e identidad de género. Sus métodos y operatividad se mueven en un ambiente de ilegalidad, pues se basan en la idea de que la homosexualidad es una enfermedad que debe ser curada.
Pese a las denuncias de los grupos a favor de los derechos de las personas de la diversidad sexual y de género, las autoridades locales insisten en que este tipo de lugares no existen.
Hace unos días, Víctor Madrigal-Borloz, relator especial de la ONU sobre los obstáculos que enfrentan las personas LGBT en el mundo señaló que las denominadas “terapias correctivas” o “terapias de conversión sexual” son actos de tortura que violan los derechos humanos y ponen en riesgo la integridad y salud emocional de quienes son sometidas a ellas.