Definitivamente Madonna ha encontrado su mayor aliado para paliar los dolores de rodilla que tiene desde que sufrió una lesión en noviembre: un bastón.
La reina del pop, de 61 años, abandonó el Teatro Palladium de Londres el pasado miércoles apoyada en el bastón y agarrada del brazo de uno de sus ayudantes, quien la acompañó hasta el coche que la llevó directamente al hotel. No es la primera vez que la artista se deja ver así.
El pasado enero, la estrella publicó un vídeo en sus redes sociales en el que se podía apreciar su cojera mientras subía unas escaleras también ayudada por un bastón horas antes de comenzar una de sus actuaciones en el Teatro Coliseo de Lisboa.
La intérprete de Like a Virgin no está pasando por uno de sus mejores momentos.
Sus problemas de salud le han obligado a cancelar por primera vez en sus 37 años de trayectoria varios conciertos en distintas ciudades, ha sido demandada por varios fans que la acusan de empezar sus actuaciones con varias horas de retraso o de cambiar sin previo aviso los horarios de los shows y, a lo largo de 2019 y comienzo de 2020, ha sido objeto de numerosas críticas por no dar la talla en el escenario.
https://twitter.com/DailyMailUK/status/1227917900247371776
Una decadencia que muchos achacan a su edad y condición física pero que la estrella desoye y, a juzgar por su respuesta, no muestra ningún signo de retiro inminente.