El colectivo LGBT vive con muchos estigmas que cada vez van desapareciendo de la sociedad, pero cuando uno de ellos sigue vigente, incluso en las relaciones heteros, aún queda mucho por delante por luchar.
Las relaciones con diferencia de edad no son algo nuevo ni sorprendente, pero parece que a mucha gente le ofende, por diversas razones, que un chico pueda estar enrollado o mantener una relación estable con alguien mucho más mayor que él.
Pero ¿dónde está la línea? ¿En qué momento es «legal» que te parezca mal una diferencia de edad? ¿10 años ¿20 años? No tiene sentido. En muchos casos las críticas vienen desde la envidia más pura, como es el caso de Sam Stanley, un muy guapo jugador de rugby veinteañero que se ha casado con un hombre que le saca 20 años y que no puede ser físicamente más diferente que él. ¿Y qué más da si es feliz?
Después tenemos los casos contrarios, como el cura Philip Clements, de 78, que se casó con un modelo rumano de 24 años que le engañó y le robó. En ese caso, es más que evidente que el contexto lo pedía a gritos, e incluso los propios protagonistas ya contaban con ello.
Lo importante es no juzgar de buenas a primeras, conocer la historia y no verter odio por ver que alguien mayor que tú está con alguien con quien te gustaría estar ¿Has estado en esta situación?