Esperemos que sí. Como ya se los habíamos comentado anteriormente, Sebastián Vega, de 31 años, le temblaban las manos cuando el pasado martes dio al botón de enter y publicó su carta en las redes sociales. “Me acuerdo del momento con exactitud: yo tirado en la cama, absolutamente a oscuras, mirando el techo en silencio, sin saber qué hacer, sin querer asumir, con la cabeza explotada. Acababa de estar con un hombre por primera vez y no lo podía aceptar. Aquella noche fue una de las peores que recuerde”, comenzaba. Con esa carta pública, Vega se ha convertido en el primer jugador de la Liga Nacional de Baloncesto en salir del armario. Su paso al frente sigue al que dio meses atrás el jugador de voleibol Facundo Imhoff y amplía la grieta abierta en el muro de uno de los grandes tabúes del deporte, el de la homosexualidad masculina.
Vega, jugador de Esgrima y Gimnasia de Comodoro Rivadavia y ex del seleccionado argentino, atiende a EL PAÍS después de cortar una llamada con su padre. “Está muy contento y emocionado. Solo le pone triste que le gustaría estar acá para abrazarme”, cuenta desde la ciudad patagónica que da nombre al club y en la que vive desde 2017, a casi 2.000 kilómetros al sur de su Gualeguaychú natal.
Los numerosos cambios de club a lo largo de su carrera deportiva —debutó en Central Entrerriano y después pasó por Peñarol, Boca, Quimsa y Libertad de Sunchales— influyeron en la decisión de hacer pública su condición sexual. “Me estaba haciendo mal. Cada vez que cambiaba de club me tenía que volver a exponer de vuelta y es muy agotador tener que estar dando explicaciones”, dice. Pesó aún más el deseo de “cerrar un ciclo” para poder disfrutar del futuro y allanar el camino a las nuevas generaciones. “Es un tema bastante tabú, pero creo que planté una semillita para que todo pueda empezar a cambiar y se viva con naturalidad. Ojalá los que están empezando ahora no tengan que dar explicaciones sobre lo que hacen o dejan de hacer”, subraya.