Ponernos en una caja nunca ha sido algo muy del gusto de la mayoría en el colectivo LGBT. La diversidad es lo que nos hace especiales, así como la libertad de vivir nuestra vida como nos apetece, disfrutando y haciendo disfrutar a los demás.
Esto último muchas veces se malinterpreta por parte de personas ajenas al colectivo, o incluso dentro de él, como promiscuidad absoluta. Y ahí entra el tema de este artículo: ¿Es recomendable tener sexo en la primera cita?
Puede parecer una tontería, y más en la época que vivimos, en la que la libertad sexual de todos los colores y sabores es mayor que nunca. Vivimos en un mundo principalmente inclusivo en el que cada vez tenemos más ejemplos de inclusión en Internet, en la televisión, en los libros, en el cine… Nos dirigimos hacia una sociedad en la que no existirán niños que tengan miedo de decir que les gusta otro chico, o que les gustan los chicos y las chicas, o que no quieren tener sexo, o que quieren tener mucho.
El problema viene con los prejuicios, como siempre. La inmensa mayoría de relaciones heterosexuales se reflejan en el cine y las series como una batalla en la que gana el más duro, el más fuerte. Aunque nos gustemos, aunque haya química, en la primera cita nunca puede haber sexo o lo echarás todo a perder. ¿Eso se traduce en la vida real? Claro que no, pero muchos lo creen y así las relaciones empiezan como empiezan. Hay que disfrutar de la vida, hacer lo que a uno le apetezca y no frenarse por el «qué dirán». Hagas lo que hagas, coge las riendas de tus acciones, disfrútalo y estáte totalmente seguro o segura de que lo quieres hacer. A partir de ahí, ya pueden decir misa.
Y si no quieres, no te obligues y siempre sé sincero. No hay nada mejor que decir las cosas claras desde el primer momento. Es entonces cuando una relación tiene futuro, cuando desde el principio, de la mejor forma posible, dices todo lo que piensas.