Aquí está la flamante ganadora del Oscar a la mejor película, anécdota en la gala mediante. La película de Barry Jenkins ha pasado por encima de ese monstruo sobredimensionado que es La la land (Damien Chazelle, 2016). Ha ganado el cine con entrañas, capaz de sobrecoger por el tono casi lírico escogido por Jenkins para su obra, y al mismo tiempo golpear sin piedad las tripas del espectador, en ese paseo brutal por la realidad del barrio marginal.
Tres piezas que recogen la vida de Chiron, desde su infancia a la edad adulta. Moonlight nos cuenta la historia de un niño que tiene a su alrededor todo lo necesario para transformarse en un monstruo. Compartimos un viaje de búsqueda vital, de huida hacia adelante, de reflexión acerca de lo que realmente guardamos en el interior a pesar de las apariencias. Jenkins se las apaña para encontrar poesía en la decadencia, entre el tráfico de drogas, entre la violencia y el acoso escolar.
Disponible en Netflix.