En un mundo que aspira a ser inclusivo y diverso, negar la existencia de las infancias trans es, en esencia, negar la infancia misma. Así lo expone Alana S. Portero en su conmovedora novela «La mala costumbre», que ilumina las realidades de aquellos niños que desde temprana edad enfrentan no sólo su propia disforia de género, sino también el rechazo social y la incomprensión.
Alana S. Portero, una figura destacada en los debates sobre la Ley Trans Española y reconocida por su defensa de las mujeres trans, ha usado su plataforma para denunciar las «malas costumbres» de la sociedad que perpetúan el miedo y el silencio alrededor de las identidades trans. La autora, una voz vibrante en la lucha por los derechos trans, ha sido premiada en 2023 por el Ministerio de la Igualdad español por su labor en pro de la visibilidad de las mujeres trans. Su discurso, «A ti, que me odias», resuena a través de las redes sociales, viralizando un mensaje de resistencia y afirmación de la identidad.
La novela de Portero nos lleva a un viaje íntimo a través de los ojos de una niña trans, detallando su lucha solitaria en un mundo que parece constantemente en contra suya. «La mala costumbre» se inicia como una historia de infancia, pero pronto se transforma en una poderosa narrativa de crecimiento y autoaceptación. La autora describe vívidamente cómo «todas las niñas trans crecemos solas», una declaración que surge no solo de su experiencia personal, sino también de conversaciones con compañeras que comparten su condición. [/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]
La Realidad Dolorosa de la Disforia de Género
Desde muy joven, la protagonista de la novela se enfrenta a un profundo conflicto interno y externo. «La tristeza cada vez era más honda. La disforia, que ni siquiera sabía que se llama así, ocupaba tanto espacio mental y tanto desagrado físico ya, con nueve malditos años, que casi no dejaba lugar para nada más». Este relato personal refleja la compleja realidad de muchas infancias trans que deben navegar por sus años formativos lidiando con sentimientos de alienación no solo de sus cuerpos sino de la sociedad en general.
Alana S. Portero, en una entrevista durante su participación en el HAY Festival Cartagena, revela que inicialmente su libro iba a ser simplemente una novela de infancia, pero se dio cuenta de que lo que estaba escribiendo era una novela de iniciación, un relato sobre el crecimiento personal y la aceptación de una niña trans.
Desmantelando Prejuicios y Promoviendo la Inclusión
El libro va más allá de la narrativa personal y se adentra en la crítica social, cuestionando las prácticas y actitudes que marginan a las infancias trans. Portero argumenta que actividades tan inocentes como «ponerse vestidos a escondidas, bailar a Raffaella Carrà maquillada en el baño, o llorar tristemente encerrada en el armario», son vistas no solo como actos de rebeldía sino como amenazas a la normatividad de género. Estas acciones, que para muchos niños trans son formas de explorar y afirmar su identidad, se convierten en actos de resistencia en un mundo que todavía no acepta plenamente la diversidad de género.
La discriminación, el prejuicio, la burla y el castigo, como señala Portero, son «pésimas costumbres» que muchos aún no se atreven a desafiar. El miedo a ser uno mismo y el dejar que crezcan muros de silencio alrededor de la identidad personal son barreras que «La mala costumbre» busca derribar. Este relato no solo busca abrir los ojos ante la injusticia, sino también promover un cambio hacia una mayor aceptación y comprensión.
Una Vida en el Closet: El Desafío de la Autenticidad
Para la protagonista de «La mala costumbre», vivir en el closet significa manejar las expectativas de aquellos que la rodean mientras oculta su verdadero yo. «En la calle, ella juega el rol de la masculinidad: ‘Mi máscara era una tras la que esconderse, una de vergüenza y miedo’», describe Portero. Este testimonio ilustra la dolorosa realidad de muchos niños trans que se ven obligados a adoptar una identidad que no refleja quiénes son realmente.
La novela destaca cómo los niños trans luchan contra la percepción pública y contra sus propios miedos internos, en un intento de conciliar su identidad con las expectativas sociales. «Estaba cambiando y empezaba a provocarme verdadera repugnancia. Me fortalecía por meses, la voz me cambió tan deprisa que ni me di cuenta…», comparte la protagonista, expresando el conflicto con su cuerpo que se desarrolla en paralelo a su conflicto con la sociedad.
Superar los Estereotipos y Enfrentar el Mundo
La vida de una niña trans, como describe Portero en «La mala costumbre», es una continua negociación entre la autenticidad personal y la aceptación social. La protagonista de la novela vive una dualidad dolorosa, manteniendo una fachada de masculinidad mientras interiormente se desgarra por su verdadera identidad femenina. Este conflicto se manifiesta en cada aspecto de su vida, desde su interacción con amigos y familiares hasta sus experiencias en la escuela.
Las expectativas sociales sobre el género son a menudo arbitrarias y crueles, especialmente para los niños que no se conforman con las normas establecidas. La novela detalla cómo incluso los gestos más simples, como el uso de un nombre o pronombre, pueden ser actos revolucionarios de afirmación personal. Portero subraya la importancia de escuchar y validar las experiencias de los niños trans, comparándolas con cualquier otra necesidad infantil que se atendería sin cuestionamiento.
La Realidad de Crecer Trans
El crecimiento de la protagonista en la novela es una serie de revelaciones y desafíos, donde cada paso hacia la afirmación de su identidad se encuentra con obstáculos tanto internos como externos. La autora describe cómo los referentes negativos en los medios y la cultura popular refuerzan un sentimiento de vergüenza y miedo que domina su juventud. Sin embargo, a pesar de estas barreras, emerge una resiliencia que es testimonio de la fortaleza del espíritu humano.
Portero no se detiene solo en la lucha; también ilumina momentos de euforia y aceptación, que, aunque escasos, son fundamentales para el desarrollo de la protagonista. La novela explora la transformación emocional que ocurre cuando finalmente se acepta y se vive como la mujer que siempre se ha sentido ser. «Una vez que asumes públicamente tu condición de mujer, ¿eso cambia, es decir, se pasa el malestar?», pregunta Portero. La respuesta es compleja, reflejando tanto el alivio de vivir auténticamente como los desafíos continuos impuestos por una sociedad que aún necesita ajustarse.
Cambios en la Percepción y Políticas de Apoyo
El activismo de Alana S. Portero y su participación en debates públicos sobre la Ley Trans en España son reflejo de un cambio gradual pero significativo en la percepción y el trato de las personas trans. La autora aboga por políticas que no solo reconozcan la identidad trans, sino que activamente protejan y apoyen a las personas trans en todas las etapas de su vida. La implementación de estas políticas es crucial para asegurar que los niños trans puedan crecer en un entorno que respete y valore su identidad.
La discusión sobre el trato a los niños trans en las escuelas es particularmente relevante. En la novela, la experiencia escolar de la protagonista subraya la necesidad de un entorno educativo que promueva la comprensión y la inclusión. El reconocimiento del nombre y pronombre elegidos por el niño, junto con el apoyo constante de los educadores, puede hacer una diferencia significativa en la vida de un niño trans.
Conclusiones y Reflexiones Finales
«La mala costumbre» termina siendo mucho más que una novela sobre una niña trans; se convierte en un llamado a la sociedad para reconocer y abrazar la diversidad en todas sus formas. Portero, a través de su escritura, no solo busca informar sino también inspirar un cambio en la forma en que percibimos y tratamos a las infancias trans.
La autora nos deja con una pregunta poderosa: «¿Cómo debiera vivir una niña o un niño trans en el colegio, en su familia, en el sistema de salud?» La respuesta, simple pero profunda, es que deben vivir como cualquier otro niño: con amor, apoyo y la oportunidad de ser ellos mismos, plenamente y sin miedo.
Con «La mala costumbre», Alana S. Portero no solo debutó como novelista, sino que también se estableció como una voz crucial en la defensa de las infancias trans, una voz que resuena con urgencia y compasión, llamando a todos nosotros a ser más conscientes, más empáticos e inclusivos.
La mala costumbre, Alana S. Portero
Haciendo visibles las infancias trans
«La mala costumbre» termina siendo mucho más que una novela sobre una niña trans; se convierte en un llamado a la sociedad para reconocer y abrazar la diversidad en todas sus formas.