Primero que nada, que quede muy claro, a todos nos ha pasado, de alguna forma cuando nos cuesta decir que somos gays puede llegar a suceder que sintamos que hay alguien que nos comprende y nos estima tal cual somos, sin imaginar que esa persona ve tu persona, no tu orientación sexual ¿estás listo para sobrevivir a tu crush straight?
Nunca es recomendable decidir enamorarte de un heterosexual ¿pero quien lo decide? Y lejos de querer darte consejos de cómo conquistarlo, lo que podemos hacer es decirte cómo será la experiencia y qué es lo que seguramente vas a vivir ¿o ya estás viviendo? Así fue como lo vivió nuestro amigo del portal ‘Homosensual’ Jean García:
Todo por partes, lo conoces y llega ese flechazo de inmediato. Una voz en mi cabeza me dice “Tienes cara de que me romperás el corazón, jugarás conmigo y sólo me ilusionarás… y yo, jalo”, y es ahí donde todo comienza con nuestro nuevo amor a primera vista. En el momento en el me toca querer saber más de él intento llamar su atención sin necesidad de ser escandaloso, busco sutilmente su atención y una vez la tengo ¡TRAZ!… bombardeo de preguntas (calma, en verdad soy muy sutil).
Aunque no me percato, mis amigos insisten en que mi sonrisa es TENSA cada que algo no me gusta, y esa sonrisa siempre sale a pasear cuando me doy cuenta de que, el ‘Romeo’ del que me acabo de flechar es hetero. ¿Quién dijo rendirse? Personalmente no siempre que me enamoro busco insistir o aferrarme a querer algo más; tener claro siempre que le gustan las mujeres y no yo, es la mejor opción. Aunque nunca descarto el ser su amigo. “Mira, mamá… sin manos”
Es curioso, siempre que un hetero me gusta suele volverse un amigo muy cercano a mí. Pasa que me enamoro y no busco nada más, soy consciente que es hetero y que hay una linea que no cruzaré… pero ¿eso no impide que podamos bromear con el tema, no? Él ya sabe que me gusta; lo intuye, discreto con eso no soy, así como también sabe que no intentaré nada más… Comienza a ganar terreno la confianza y el aprecio el uno por el otro y viceversa, la voz en mi cabeza aún suena: “Tiburoncín, ese hetero es tu amigo, no comida” Y siempre pasa, aún y cuando las cosas quedan en claro y dejando las intenciones lo más claras y a la vista posibles es cuestión que a nuestro circulo social se le ocurra la ESTUPENDA idea de especular y cuestionar sobre el tema. “¡Qué te calles, estúpida, ¿no escuchas?!”
Todo comienza a sentirse un poco más tenso entre él y yo, los comentarios constantes sobre nuestra relación, la duda absurda sobre su sexualidad y demás comentarios que, sin saberlo, afectan nuestra amistad, generan un distanciamiento innecesario “¡Estúpida, mi amigo, idioootaa!”. El final de la etapa es incierto, no exagero cuando te cuento que la gran mayoría de mis amistades hombres han sido heterosexuales, y aunque busco que el tipo de gente con la que me rodeo no sea problemática o conflictiva, en estos casos, parece que cambié de circulo social para encontrarme con quienes, involuntariamente terminan o generan cierta distancia y tensión con nosotros.