Todos sabemos que Donald Trump es sinónimo de misoginia, racismo, irreverencia e incoherencia, pero ¿te has preguntado a qué nivel sus acciones y declaraciones han afectado a la economía de Estados Unidos? ¡te sorprenderías! Y es que tan solo al enfocarse en la comunidad LGBTQ, quienes nos hemos visto atacados directamente gracias a las políticas homófobas apoyadas directamente por el presidente de Estados Unidos, las cuales se han multiplicado en los últimos años, buscando contrarrestar la tolerancia y el respeto hacia nuestra comunidad, han generado, según un estudio del William Institute en la UCLA School of law, una pérdida de 290 millones de dólares en relación a la productividad laboral, salud y suicidios que llega a costar tan solo en el Estado de Texas donde la homofobia es verdaderamente evidente.
Otro caso triste de Estados Unidos es el de Georgia: si el estado no tuviera una ley que permite discriminar a personas transexuales, esto ahorraría más de 1 millón de dólares en salud y 500.000 dólares en refugios para personas sin hogar.
¿Saben quién podría parar esta fuga de capital? ¡El Presidente!
Pero esto no es exclusivo de Estados Unidos, Según el investigador y economista Erik Lamontagne, la homofobia le cuesta al mundo la módica cantidad de 100 billones de dólares al año, ¡imagínense todo lo que se podría hacer con esa cantidad tan solo en nuestro país! Lo peor es que la homofobia realmente no sirve para nada positivo ni constructivo.
Comparando los países más homófobos con los menos, los primeros pierden un 1% de PIB porque dedican recursos de los que dicen a «luchar» contra la homosexualidad. Campañas que promueven leyes de odio, las propias leyes y muchas más cosas son las que generan un gasto a los contribuyentes, además de no funcionar en su objetivo: la sociedad está mucho más crispada y cree que hay verdaderos problemas mucho más importantes que si una persona lleva un estilo de vida homosexual o no.
Lo más triste del caso es que está más que claro que la población homofóbica lucha por algo que no tiene sentido. Es como si los hombres se manifestaran contra las mujeres, o como en el pasado (y no tan pasado) que los blancos se manifestaron por bastante tiempo contra las personas de otra raza. La tolerancia y el respeto son básicas, van a seguir ahí y la tendencia es que no nos importe la sexualidad de nadie, ni para bien ni para mal.