¿Quién dijo que las tradiciones no se podían romper?
Nunca he entendido mucho la tradición de los clubes de caballeros. ¿Por qué sienten la necesidad de juntarse vestidos de gala? ¿Qué hacen en esas reuniones? ¿Se dedican a idear soluciones para el hambre en África, o a generar planes para frenar el efecto invernadero del planeta Tierra? Nunca lo sabremos, pero el tema es que existen, y que tienen sus reglas bien definidas.
Bueno, casi todos.
El Savile Club, fundado en 1868 en el barrio de Mayfair, Londres, es un club de caballeros con una gran tradición. Sus miembros, denominados “savilianos” van a la sede principalmente para comer, beber un trago, conversar, jugar bridge, póker y Savile Snooker (una especie de billar inglés adaptado al club). Es decir, es un club meramente recreativo para los miembros de la alta alcurnia británica. Incluso, el mismísimo Charlie Chaplin fue miembro honorario del Savile, en 1956.
Sin embargo, las reglas de la agrupación son igual de antiguas que su edad. Por eso mismo, en 150 años de existencia nunca habían admitido a una mujer…hasta ahora.
Sí, ahora hay una mujer en el club. Pero con la particularidad de que esta mujer antes era hombre, ya que se sometió a una operación de cambio de sexo, lo que claramente puso en problemas a los integrantes de este selecto grupo.
Jerry Hayes, uno de los miembros del grupo, se refirió al dilema y a su favorable resultado, aparte de mencionar que la mujer en cuestión tiene 30 años, está casada y tiene dos hijos. “Sería injusto que una persona tan amistosa sea expulsada sólo porque ahora es mujer. Nunca lo consideré”, opinó Hayes al Daily Telegraph.
Y si nos vamos a la parte más específica, en el reglamento del Savile Club no se permite aceptar la postulación directa de una mujer, pero como la persona postuló como hombre, técnicamente no hubo problemas.
Si bien es algo para destacar, la verdad es que finalmente el problema del machismo es el mismo. A ella no la aceptaron por ser mujer, sino que por haber postulado como hombre. No me voy a meter con las tradiciones, pero creo que sí es algo para reflexionar desde ya.