Nominada a cuatro premios Oscar, entre ellos Mejor Película, Mejor Actor (Chalamet), Mejor Guión Adaptado y Mejor Canción, se ha convertido en uno de los nuevos clásicos del cine de temática homosexual al adaptar la mágica novela de André Aciman, Llámame por tu nombre. La cinta, homónima, es dirigida y escrita por el italiano Luca Guadagnino, y adaptada a la pantalla por el célebre James Ivory.
La cinta, de cuál hemos platicado su canción, así como de otros premios que ha recibido, es una emotiva historia del despertar sexual de un adolescente, Elio Perlman (Timothée Chalamet), un joven que se la pasa tocando el piano y leyendo libros, pero es la llegada de Oliver (Armie Hammer) a la casa de campo de sus padres en el norte de Italia que le da su verano algo especial. Al principio Elio se muestra algo frío y distante hacia el joven, pero pronto ambos empiezan a salir juntos de excursión y, conforme el verano avanza, la atracción mutua de la pareja se hace más intensa.
“Capturando la agonía y el éxtasis de un amor joven, Call Me by Your Name es una gran adición al canon del cine gay – una película profunda que es agridulce, tierna y verdadera”. Cine Vue, Patrick Gamble
Seamos sinceros, hay miles de películas con mayor detalle técnico, planos más originales y que aportan una revolución mayor al mundo del cine. Lo que hace diferente a “Call Me By Your Name” no es su forma de estar rodada, la película consigue crear uno de esos amores que no se quedan en la pantalla, inundan el corazón del espectador y se van con él una vez que ha abandonado la sala.
Definiré la estética de la película, completamente impresionista, apoyándose también en unas absorbentes fotografía y edición de sonido, la cinta consigue transportarte al mejor verano que recuerdes. Guadagnino logra tejer una experiencia nostálgica en la que analiza con precisión y depuración el primer amor a base de pura emotividad. Las escenas se alargan y discurren lentamente, como una tarde de verano, dejando percibir entre gestos y roces el nacimiento de ese primer amor tan intenso y desgarrador.
“La química entre los hombres es palpable pero, lo que es más importante, ellos unen las complejas emociones, expectaciones y pensamientos de los personajes sin necesidad de abrir la boca”. The Hollywood Reporter, Boyd van Hoeij
El filme deja el espectador con la expresión de haber visto un filme hermoso, un filme sobre deseo y seducción, un filme triste y feliz al mismo tiempo. La actuación de Timothée Chalamet es excepcional, el espectador llega a sentir lo que él siente. Estamos ante la aparición de un gran actor. Hay algunas escenas que conmueven sorprendentemente, al surgir de un momento sucio y cómico, pero que se transforma en vulnerabilidad y fragilidad emocional totalmente genuina, mostrando una gran habilidad en su director.
El guión está muy adecuadamente empleado al adecuarse a la personalidad de los personajes en los que nunca se aprecia una gota de artificialidad; sus palabras son reales y su deseo es palpable. El erotismo es altamente efectivo y de una ternura que emociona. Es notable también una escena padre-hijo en que un espléndido monólogo da una poderosa lección que, en mi opinión, tiene la capacidad de afectar vidas y resonar en la memoria con belleza y estruendo. La cinta nos invita a salir del clóset de las emociones para permitirnos sentir y vivir.
“Más allá de unos momentos pequeños en Maurice de Ismail Merchant y James Ivory y en Brokeback Mountain de Ang Lee, el amor y la intimicidad entre dos personajes masculinos nunca ha transmitido esta realidad o emoción en un contexto fílmico. Es casi revolucionario. Es arte cinematográfico”. The Playlist, Gregory Ellwood
Es un filme que te enamora con la vida, te brinda optimismo y esperanza y de da a entender que todo momento se debe vivir a plenitud ya que la vida es una y los grandes momentos pueden no volver a repetirse.