La noche del domingo 22 de abril se inauguró la temporada de debates –oficiales y con moderador- de los candidatos a la presidencia de México.
Durante dos horas José Antonio Meade (PRI, PVEM y Panal), Ricardo Anaya (PAN, PRD, MC), Andrés Manuel López Obrador (Morena, PT, PES), y los candidatos independientes Margarita Zavala y Jaime Rodríguez Calderón, “El Bronco”, expusieron su agenda frente a frente, y los canales de televisión abierta lograron casi la misma audiencia que un pago por evento.
La discusión se desarrolló a través de tres grandes bloques: seguridad pública y violencia, combate a la corrupción e impunidad, y democracia, pluralismo y grupos en situación de vulnerabilidad.
Entre las propuestas más inesperadas, “El Bronco” dijo que, de convertirse en el próximo presidente del país, “mocharía” las manos a todos los corruptos. “¿Literalmente?”, le preguntó la periodista Azucena Uresti, esperando alguna corrección del candidato. “Sí, sí. Literalmente”, confirmó.
López Obrador aseguró estar en trámites para vender el avión presidencial. Donald Trump, actual dirigente de Estados Unidos, era su probable comprador, dijo.
Fue complicado conseguir respuestas concisas sobre los distintos temas, de la mayoría de los postulantes. Varios puntos a debatir se quedaron únicamente anotados en el programa previsto y, entre estos, se olvidó la comunidad LGBT.
Al parecer, la única alusión directa, se logró al poner sobre la mesa la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo, a lo que Margarita Zavala respondió “Creo en el matrimonio entre hombre y mujer, pero respeto”. El Bronco complementó diciendo “Tan creo en el matrimonio, que me he casado tres veces”. Lo demás quedó en el tintero.
La participación civil se adelantó a esta situación a principios de año y creó la iniciativa #NiUnPasoAtrás con la cual diferentes organizaciones civiles y activistas mexicanos proponen monitorear las ofertas durante, antes y después de las elecciones, sobre las acciones en beneficio de este grupo. Lo cual, aún está por verse.
Fuente: Elle