A manera de respuesta por parte de la asociación Omphalos, Stefano Bucaioni, su presidente, decidió besar a su novio Antonio Fabrizio, frente a grupos anti-LGBT que protestaban a plena luz del día a favor de la penalización de cualquier muestra de cariño en público por parte de personas del mismo sexo.
Dicho acto sucedió en Perugia, al norte de Italia, y despertó la ira de las autoridades italianas, quienes remitieron a Bucaioni y a otros 5 más a la Fiscalía local, acusados de “alterar el orden público” (¡Háganme el favor!). Por esta razón al día de hoy, Bucaioni enfrenta cargos administrativos y no penales, dado que en Italia afortunadamente para la comunidad no está penalizada la homosexualidad porque por ningún motivo es un delito. (¡Tomen eso, haters!).
En el expediente se lee que el grupo concentrado en las calles de Perugia perturbaba la paz pública con una gran pandereta, cantos y bailes desafiantes, pero nunca obscenos. Al poco tiempo de haber sido detenido Bucaioni escribió en su perfil de Facebook lo siguiente:
De acuerdo con la Fiscalía, que me notificó hoy el acto de investigaciones preliminares, el beso con mi marido durante el evento de los Centinelas[grupo detractor y homofóbico] de pie perturbó la paz. En resumen, nuestro amor es ilegal, nuestras familias son ilegales, incluso nuestros besos son ilegales. A veces me pregunto por qué vine de vuelta a Italia. Pero en días como este las respuestas son muy claras. ¡Te enterraremos con amor y besos!
Con el fin de evaluar adecuadamente la gravedad del suceso, el juez al frente del caso estableció un juicio con la admisión de testigos y pruebas para ambas partes. En particular, el fiscal solicitó la adquisición de un supuesto video filmado durante el evento que refuerza, a manera de evidencia, el “delito”, la “culpa”, el “daño”, en fin, ¿cómo llamar a un beso a plena luz del día por dos personas que se quieren? En tanto el caso regresará a la corte el próximo 7 de mayo con la audiencia de los primeros testigos.